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Epílogo para el Séptimo Centenario de RUFINO ROJO en la Web Amigos de Corral. -ENSAYO SOBRE LA DECADENCIA Y EL ABANDONO DE NUESTRO PATRIMONIO.
Epílogo para el Séptimo Centenario de Rufino Rojo
Ensayo sobre la decadencia y el abandono de nuestro patrimonio
No sé sí calificarlo como señal de romanticismo o preocupante síntoma de vejez, pero confieso que me gusta pasear por las calles de nuestro pueblo durante las horas menos transitadas del día. Al igual que mucha gente de mi generación, tengo grabados en los intrincados recovecos de la memoria el amplio abanico de ruidos, colores y olores que acompañaron mi infancia, y reconozco que disfruto rememorándolos al atravesar los pocos rincones de la localidad que aún conservan su esencia. Posando la vista en aquella oxidad reja o en aquella vieja pared desconchada y remendada de humedad, puedo viajar en el tiempo y trasladarme a pasadas épocas de bullicio callejero, corrales y patios de vecinos, en los que la vida transcurría a la vez ligera y ruidosa mezclando el traqueteo sordo y renqueante de las ruedas de los carros, con los olores de las chimeneas, los pucheros hirviendo, la ropa recién lavada y el intenso y característico tufo de los animales de carga (mulas) en su camino diario hacia ninguna parte. Los azulados colores de la mañana imprimían por aquel entonces pinceladas de frescura a las encaladas paredes que componían el decorado de aquel limitado mundo infantil, y los silbidos de las golondrinas y vencejos saludaban con vertiginosas piruetas nuestro trayecto al colegio, mientras jugaban a kamikazes marrulleros que nunca acababan de estrellarse. Finalizadas las clases, el macilento sopor del mediodía extendía una pesada manta sobre el paisaje y el monótono canto de las chicharras nos arrullaba de calma y abandono, hasta que el atardecer nos regalaba de nuevo otro de sus momentos mágicos, al inundar con oro puro las fronteras de nuestros sueños. Las aceras y las plazas se convertían entonces en enormes decorados y las aventuras aparecían por las esquinas o camufladas entre los árboles y las farolas, dispuestas a consumir nuestra niñez entre pan y chocolate o pan y quesito.
Me encontraba sumido en estas meditaciones, considerando incluso si no resultarían demasiado cursis para recogerlas en los escritos (aunque lo cierto es que a partir de los cincuenta los prejuicios de los demás te resbalan) cuando el errático y solitario paseo por las calles del pueblo me llevó a tropezar de bruces con el horroroso y desagradable espectáculo que se representaba en la cruz colorada, o para ser coherente con el párrafo de arriba, en la “cruz colorá”.
No me lo podía creer. En la esquina entre la calle mayor y la de las tiendas, un indecente y sucio cercado de cemento con sabor a especulación y burbuja, se levantaba en defensa del enorme solar en que había quedado reducida la vieja casona renacentista que dio nombre a la placeta sobre la que surgió la población.
¡Dios esto es el colmo! Se han cargado otra casa más y encima en éste sitio. Una arcada de asco y desprecio sacudió mis entrañas, intentando subir a la boca del estómago. No puede ser, otro de los decorados de mi infancia evaporado por el abandono, la ineficacia de los gobernantes y la ambición y falta de escrúpulos de unos pocos. A este paso nos dejarán sin sueños. ¿Qué será lo próximo?
A este paso nos dejarán sin sueños.
Apesadumbrado por el desprecio inflingido a nuestra historia en sus propios orígenes, decidí abandonar rápidamente la emblemática placeta, no sin antes echar un último vistazo a la cruz pintada de rojo que ahora se erguía de forma casi blasfema, sobre una improvisada estructura metálica que parecía robarle el calor de su propia leyenda. No me extrañó en absoluto comprobar que los recuerdos hubieran huido de aquel desdichado lugar incapaces de soportar tanta tristeza, y la vida sobreviviera a duras penas en el único rincón del viejo cruce de calles que aún permanecía en pie.
Ofuscado por la rabia pensé en la Plaza Mayor. Sí, necesitaba ir urgentemente a la Plaza Mayor. Ella nunca me había fallado y era apuesta segura. Sin meditarlo dos veces aceleré todo lo que pude por la calle de las tiendas, llevándome por delante unos cuantos recuerdos de comercios, boticas y centralitas en mi desesperado afán por encontrar un poco de belleza y armonía que sosegara el espíritu. Andaba tan sobrecogido por la visión, que no advertí que en la esquina de Pedro Campo me salía al encuentro otro de esos monstruos grises de la fealdad. ¡No puede ser, Dios mío, la plaza no! ¿Donde fue a parar la vieja tienda de Lázaro y sus crujientes maderas? ¿Qué fue de sus particulares olores a aceites, especias y humedad? ¿En qué escombrera terminó aquel viejo edificio de finales del diecinueve con ínfulas modernistas y patio de columnas de hierro? Sentí de nuevo la nausea del desprecio al comprobar cómo se desvanecía otro de los decorados que sustentaron mi niñez, y maldije a los constructores y a la contradictoria ley de patrimonio que en vez de proteger propiciaba en ocasiones el abandono de los edificios cercanos a los monumentos, al complicar con eternos trámites y costosas burocracias las reformas y mantenimientos que necesitaban. Indignado escupí sobre los intereses de los especuladores y los políticos, y me dirigí dando tumbos de mareo hacia el ayuntamiento, que me recibió -cómo no- con obras. Echando un cálculo por encima llegué a la conclusión de que debía ser la obra número 666 de las continuas reformas -a cuál más horrorosas- que a lo largo de la historia se han llevado a cabo en su interior. Atisbando por una ranura, comprobé que la intuición no me fallaba al apreciar entre sombras la futura escalera proyectada para el edificio. ¡Que Dios nos ampare! Fue lo único que alcancé a decir.
¿En qué escombrera terminó aquel viejo edificio de finales del diecinueve con ínfulas modernistas y patio de columnas de hierro?
Era difícil sentirse más triste y abatido. Cabizbajo dirigí mis pasos hacia la puerta de la iglesia esperando encontrar al menos un poco de consuelo artístico, que no religioso, cuando reconocí al demonio del abandono y la destrucción escondido entre sus carcomidas columnas abalaustradas. Un enorme pedazo de moldura, tan grande como para llevarse al otro mundo a media procesión de la Virgen del Carmen o del Sagrado Corazón si hubieran coincidido las fechas, se desplomó en ese mismo instante contra el suelo empujado por el destructor ángel de la decadencia. Asustado por la violencia del derribo, pero envalentonado de rabia, me permití amenazar al maldito diablo con la restauración del cura. No sabes con quien te la estás jugando -le dije- él sí que manda en este pueblo, tienes los días contados. Decidí retirarme prudentemente antes de que me arrojara una pilastra o algún desencajado friso, avanzando hacia la calle de los collados.
Azorado como me encontraba por la diabólica pelea, apenas me fijé en que la Casa de las Valencianas estaba de nuevo en venta. Más tranquilo y sosegado al llegar a las cuatro esquinas, me consolé pensando que al menos era construcción sólida y probablemente duraría unos cuantos años más. La amargura, no obstante, había logrado hacer mella en mis castigados órganos internos, y un atisbo de ardor reclamaba su sitio en tan desagradable panorama. Descendiendo por la calle sentí por fin cierto alivio al encarar la Casa del Obispo o del balcón, restaurada con bastante acierto por Manolo, el de Mapfre, pero no tuve más remedio que girar la cabeza para no ver las dos columnas mal ensambladas que presidían la falsa calle de Nuestra Señora de Fátima, procedentes del patio de aquella vieja casona cuyo escudo acabó ornamentando un chalet. Al menos nos quedará París -pensé- y París apareció ante mis ojos en forma de Casa de los Collados.
Un caro capricho -me comentaban hace tiempo sus dueños- un maravilloso capricho -respondía yo- de cuya fantástica y costosa restauración los corraleños deberemos estar siempre orgullosos y agradecidos, pues preservará una parte muy importante de nuestro pasado. Por momentos volví a respirar hondo y pude dilatar los pulmones a gusto. Por fin podía recrear mis recuerdos con complicados trazos de piedra y espectaculares techumbres moriscas, sin que la cochambre amenazara mis fantasías. Mi mente recuperaba al instante parte de sus sueños perdidos, y la enigmática reja de su lado norte, sustentada por dos cabezas de piedra a modo de canecillos románicos, volvía de nuevo a convertirse en epicentro de misteriosas aventuras.
París apareció ante mis ojos en forma de Casa de los Collados.
Andaba tan concentrado en mis ilusas fantasías, que no me apercibí de la llegada de un amigo dispuesto a terminar de amargarme el día y proporcionarme la puntilla y el descabello. Y es que nunca debí echar las campanas al vuelo, pues como suele ocurrir con las más terribles pesadillas, lo peor aguarda siempre al final. Y el final me tenía reservado nada menos que el hundimiento por abandono de prácticamente la totalidad de otra de las casas solariegas más emblemáticas de la población: la llamada casa de la Hilaria o de los Fuentes. A pesar de que la fachada exterior aún permanecía en pie como triste decorado de película, exhibiendo el escudo más bello y la puerta más hermosa y más dividida de la localidad, sus entrañas aparecían ya desgarradas por el monstruo de la decadencia y la destrucción. ¡Pero si es uno de los edificios más importantes y con más elementos artísticos de la villa! acerté a balbucear, sumido como me encontraba en la sorpresa del asco y la rabia. ¿Cómo es posible que estas cosas ocurran siempre en Corral de Almaguer sin que nadie mueva un dedo? Al verme tan afectado, mi interlocutor desdibujó unas palabras de consuelo. Ya sabes… eran varios dueños -intentó justificar, aunque aquello me sonaba a pésame y velatorio- y estas casas necesitan mucho mantenimiento… Encima, al estar adosada a la Casa de los Collados, para cualquier reforma deben informar antes a Bellas Artes, por lo que al final lo más práctico es dejar que se vayan hundiendo poco a poco. Una pena chico -me dijo- de todas maneras ¿es que todavía no te has dado cuenta que esto es Corral de Almaguer y no Quintanar? Si hubieran tenido los quintanaros una de éstas casas seguro que ya la habían convertido en parador, menudos son.
Agradecí sus cariñosas palabras de consuelo, pero lo único que consiguieron fue hundirme más en la tristeza. Contemplando su descascarillada fachada me puse a pensar en los orígenes del edificio, intentando imaginar cómo sería cuando sirvió de torreón defensivo a las murallas de la villa, protegiendo la llamada “puerta del río” que se abría justo en uno de sus laterales. Pensé después en la orgullosa familia Fuentes que durante la segunda mitad del siglo XVI mandó erigir la actual casa solariega, antes de construir las tres casonas más hermosas de la localidad como regalo para cada hijo. Pensé en su peculiar patio renacentista, en los picos de su fachada que la llevaron a ser conocida durante un tiempo como casa Pinche, en sus elegantes columnas con zapatas, en sus antepechos decorados con desgastados rosetones de yeserías al igual que las molduras que sustentaban los aleros. Pensé, en fin, en que pronto desaparecería de nuestra memoria otro de los conjuntos más peculiares de la población, para ser sustituido quizás por otro de esos antiestéticos monstruos grises de cemento, emblemas de la fealdad.
En esos mismos momentos, los políticos de turno, en uno de sus continuos actos de autopromoción con la excusa de lo que sea, se adueñaban de actos y acontecimientos repartiendo medallas a diestro y siniestro, asegurándose futuros votos y recogiendo en sus vanos discursos las grandes posibilidades turísticas de la villa en base a no se qué procesión única en España (todos los españoles piensan que sus procesiones son únicas) y sobre todo en base a ese patrimonio artístico inmejorablemente conservado que poseía Corral de Almaguer. ¡Qué ironía! Pensé, quizás se refieran a una ruta turística por los solares más emblemáticos de la villa o por los más sucios y grises cercados de cemento de la localidad.
Asqueado por la visión decidí apartar mis pasos del edificio, intentando cobardemente hacer oídos sordos a lo que no parecía ya tener solución, pero mis entrañas rugieron entonces con violencia y me obligaron a retroceder reclamadas por los continuos crujidos y gemidos que expelía la casa en su continuo descenso hacia el abismo del derribo. Fue entonces cuando comenzaron a amontonarse en mi boca todas las palabras huecas proferidas por los gobernantes municipales de los últimos treinta años, sazonadas por el artículo quinto de los estatutos de la Asociación que se me fue a pegar en el paladar. Eran tantas y tan huecas las palabras, que sentí cómo se me atragantaban y amenazaban con producirme la asfixia. Asustado por la nausea de la hipocresía, no tuve más remedio que provocarme el vómito de la desvergüenza, pero sólo conseguí arcadas de ignorancia, abandono y mediocridad.
¡Nunca cambiarán! -Pensé- Y desolado decidí borrarme del pueblo una vez más hasta que las raíces me reclamen de nuevo. Cosa que me temo, a más tardar, ocurrirá dentro de una semana o quince días.
Rufino Rojo García-Lajara
(Noviembre del 2012)
El Ayuntamiento de Corral de Almaguer clausurará el VII Centenario de la Carta Puebla, con música y agradecimientos.
Se entregará una placa a todas las asociaciones locales y organismos que han colaborado en los actos conmemorativos de esta efeméride.
El Ayuntamiento corraleño clausurará este sábado, 10 de noviembre, las actividades que se han celebrado durante todo el año en el municipio para conmemorar el VII Centenario de la Concesión de la Carta Puebla a la Villa de Corral de Almaguer. Como broche final, el Auditorio Municipal cogerá un sencillo y emotivo acto repleto de música y agradecimientos.
El evento, que comenzará a las ocho y media de la tarde, estará conducido por el periodista corraleño Álvaro Real, quien resumirá las diferentes actividades que se han llevado a cabo en Corral de Almaguer a lo largo de todo el año con motivo de esta efeméride.
Tras ello, la Coral Polifónica ‘Mater Stellarum’ ofrecerá un concierto lírico con canciones populares como la andaluza ‘Zorongo’, ‘El abanico’ de J. Trayter, o la canción popular marinera ‘Extiende la red’. Junto a ellas, también sonarán zarzuelas como ‘Habanera del Saboyano’ de Federico M.Torroba; ‘Coro de espigadoras’ de la zarzuela de ‘La rosa del Azafrán’ del maestro Jacinto Guerrero; o ‘Noche hermosa’ de la obra ‘Katiusfa’ de Pablo Sorozábal, entre otras.
Al finalizar la primera parte del concierto, la alcaldesa corraleña hará entrega de un recuerdo por parte del Ayuntamiento a un total de 34 asociaciones locales y organismos que han colaborado activamente en la celebración del VII Centenario de la Concesión de la Carta Puebla.
Tras ello, comenzará la segunda parte del concierto. En este caso, la Coral Polifónica ‘Mater Stellarum’ interpretará piezas como ‘No corté más que una rosa’ de la zarzuela ‘La del manojo de rosas’, de Pablo Sorozábal; ‘Cállate corazón’ de la obra ‘Luisa Fernanda’ de Federico M.Torroba; o la Jota ‘El trust de los Tenorios’, entre otras. En total, serán 14 obras las que podrán escucharse bajo la dirección de Alberto Muñoz Lozano, quien también acompañará toando el piano. Los solitas serán Tomás Puche Gil y Cecilia Fidalgo López.
El acto finalizará con las palabras de la alcaldesa corraleña, Juliana Fernández de la Cueva, que será quien clausure oficialmente los actos conmemorativos del VII Centenario.
La entrada es gratuita.
Concierto de música sefardí en el Auditorio Municipal
Una forma solidaria de mirar al pasado
Con una doble función, decir adiós a los actos del VII Centenario de la Villa y recaudar fondos para Cáritas Parroquial, se celebró el sábado 3 de noviembre un concierto de música sefardí organizado por la Asociación Cultural bajo el título “La España que quedó y la Sefarad que marchó”.
Por un motivo u otro, varias decenas de corraleños se acercaron al Auditorio Municipal en una tarde lluviosa para escuchar la melodiosa voz de Mónica Monasterio, una mujer ciega de nacimiento que ha dedicado buena parte de su vida a mantener vivas canciones que formaban parte del acerbo cultural de los judíos españoles antes de ser definitivamente expulsados de la península en 1492. Canciones que, seguramente, también se entonaban en Corral cuando allá por el siglo XIV le fue otorgada su propia Carta Puebla.
Acompañó a Mónica el guitarrista Horacio Lovecchio, compositor de la música de canciones como El amor, Selo, Kon mis manos, Komo puedo o A Abramiko, todas ellas cantadas en ladino, como se conoce a ese idioma tan próximo al castellano antiguo por la sencilla razón de que así lo han mantenido durante todos estos siglos los judíos que fueron expulsados de sus hogares por los Reyes Católicos. Sefarad llamaban a lo que entonces era su patria y con el nombre de sefardí se conoce a la cultura que llevaron consigo al exilio y de la que la noche del sábado aprendimos un poco más.
Cultura y solidaridad
Dirigida por el presidente de la Asociación, Antonio Muñoz, la presentación a tres voces sirvió de introducción a un acto en el que también participó el cura párroco, don Jesús. Como representante de Cáritas parroquial, en el intermedio del acto hizo hincapié en el motivo solidario del concierto y ofreció cifras precisas sobre la espléndida labor que realiza esa organización en nuestro pueblo. Un dato importante, el 60 por ciento de las familias que acuden en busca de ayuda son de origen corraleño mientras que el 40 por ciento restante proceden de otros países. A todos ellos les une la misma desgracia, haber perdido el empleo que sirve como sustento a su vida, y todos por igual, dijo el párroco, merecen el apoyo y la solidaridad de quienes tienen la fortuna de poder desprenderse de algo que pueden necesitar los demás.
El 60 por ciento de las familias que acuden en busca de ayuda son de origen corraleño.
En este año de celebración del VII Centenario, pero también de dura crisis económica, la iniciativa de la Asociación de mezclar cultura y solidaridad mereció el apoyo de quienes pagaron los ocho euros de la entrada y que fueron a parar íntegramente a Cáritas. Tanto Mónica Monasterio como Horacio Lovecchio, que hicieron varios bises, expresaron su satisfacción por poder participar en un acto de estas características y aceptaron encantados la oferta de Antonio de sentirse como dos corraleños más. Y lo primero que recibieron como tales fue una muestra de lo mejor de la gastronomía local, queso y vino. A la salida del acto se pusieron a la venta ejemplares de los siete discos que han grabado y que tuvieron una buena aceptación.
IMÁGENES Y VÍDEOS de la FERIA MEDIEVAL
Además de los consagrados fotógrafos locales como Alfredo, Victor o Vicky que siempre nos dejan grandes imágenes de Corral durante el fin de semana contamos con un fotógrafo muy especial entre nosotros.
Desde SomosCorraldeAlmaguer invitamos al fotógrafo humanista y documentalista, José María Moreno García (www.josemariamorenogarcia.es), a ser partícipe de nuestro 7º CENTENARIO y este tomo instantáneas de las mejores imágenes que nos dejaron las jornadas medievales.
Desde aquí enlazamos a su WEB y a sus albures de fotos y los vídeos que nos dejo. No os las perdáis, hizo tantas que seguro que salisteis en una.
¡GRACIAS JOSÉ MARÍA!
PINCHA SOBRE LA IMAGEN PARA VER EL SHOW.
ALGUNAS ACTUACIONES
DANZA ÁRABE
DANZA ÁRABE 2
CETRERÍA
AZUMBRE 1
AZUMBRE 2
AZUMBRE 3
VESTIRSE DE GUERRERO
Corral de Almaguer 700 aniversario – Capítulo VII – Almaguer en la Reconquista.
Corral de Almaguer 700 aniversario
Capítulo VII
Almaguer en la Reconquista
Tres fueron las campañas emprendidas en España por los fanáticos guerreros Almorávides del norte de África en ayuda de sus correligionarios Andalusíes. Tres expediciones en las que consiguieron frenar los avances cristianos, e infligir una grave derrota al rey Alfonso VI en Sagrajas o Zalaca (Badajoz). Sin embargo, en lugar de volver a sus tierras como habían hecho en las dos primeras ocasiones, y tras comprobar la relajación imperante en los reinos musulmanes españoles a la hora de cumplir los preceptos del Islam y la excesiva tolerancia hacia judíos y cristianos, a la tercera decidieron quedarse para siempre, expulsando a los reyezuelos de las Taifas y reunificando sus territorios en un nuevo Al-Ándalus. Uno de esos reyes de Taifas, concretamente Al-Mutamid de Sevilla, vasallo y aliado de Alfonso VI, solicitó la ayuda del rey cristiano para la defensa de la ciudad contra los almorávides, entregándole a cambio a la princesa Zaida “la más bella hija del Islam” según las crónicas, junto con una enorme dote en el territorio de la Mancha, que incluía las plazas fuertes de Cuenca, Uclés, Huete, Ocaña, Consuegra y Mora, además de todos los castillos, aldeas y pueblos de menor entidad incluidos en esa línea fronteriza. Fue así como Almaguer y su pequeño castillo (que no atalaya) pasaron a manos cristianas.
No duró mucho el dominio cristiano en esta franja de terreno, pues una vez obtenido el control de Al-Ándalus, los almorávides lanzaron varias campañas hacia el norte con la intención de recuperar Toledo. El enfrentamiento con los cristianos se produjo en nuestra zona primero en Consuegra (1097) y después en Uclés (1108). Por cierto que en ésta última cruenta batalla murió el joven príncipe Sancho, único heredero del rey Alfonso VI e hijo de la famosa mora Zaida. Ni que decir tiene que Almaguer, junto con todas las pequeñas aldeas de su entorno, fueron conquistadas y volvieron de nuevo a manos musulmanas.
No tardaron los almorávides en acomodarse a la buena vida y relajar sus costumbres, por lo que los cristianos avanzaron sobre la franja situada entre el Tajo y el Guadiana, recuperando de nuevo las plazas de Almaguer y sus aldeas, según reflejan los documentos mozárabes de la catedral de Toledo fechados en 1119, en los que se recogen varias ventas de viñas entre mozárabes de Aloyón.
Con todo y con eso, Almaguer seguía siendo zona fronteriza y por lo tanto peligrosa e inestable para los pobladores, debido a los avances y retrocesos de la reconquista. Tres décadas después (1155) parece que la zona se encontraba ya relativamente pacificada, y Alfonso VII, acompañado por la reina polaca Doña Rica, efectuó labores de repoblación en la comarca de Almaguer, donando la aldea de Aloyón a los siguientes pobladores: los capitanes o “adalides” Michaeli Aben Acet y su hermano Albubacal, y los soldados y pobladores: Andrés Çapatario, Michaeli Zalema, Petro Estéfanez, Martino Granadixil, Iusto Iohani, Hiahia Iohanni, Zaidi, Dominico Fandúm, Dominico Aneza, Petro Iulianci, Dominico Michaeli y Michaeli Fructusu, dejando claro que la mitad de la aldea será para el adalid Michaeli Aben Acet.
Ni que decir tiene que si Aloyón había sido repoblada por el rey Alfonso VII en 1155, Almaguer, como cabeza de la comarca, lo había sido ya con anterioridad o al menos por aquellas mismas fechas, si bien en esta ocasión como villa de realengo (es decir como posesión del propio Rey) y con el mismo fuero de Toledo que solía otorgar a las escasas poblaciones de cierta entidad que pervivieron en la comarca. Éste fue el auténtico nacimiento del Almaguer cristiano, y la primera ocasión que nuestra población recibió Carta de Villazgo, por más que no se hallan conservado estos documentos.
Rufino Rojo García-Lajara
Nota: En recuerdo de esta convulsa época, Almaguer siempre conservó con orgullo su nombre Árabe
Los Musulmanes Capitulo II. MAGUED-AL-RUMÍ «EL RENEGADO» dío nombre a Almaguer.
Corral de Almaguer 700 aniversario
Los musulmanes Capítulo II
MAGUED-AL-RUMÍ (EL RENEGADO)
Habíamos comentado en el primer capítulo la facilidad que encontraron los musulmanes para hacerse con el control de la Península, gracias a la ayuda de los propios españoles que los recibieron como salvadores, hartos del régimen decadente, corrupto, violento y esclavista de los visigodos.
Nada más entrar en el territorio Hispano y superar una pequeña batalla en las cercanías del río Guadalete, las fuerzas musulmanas se dividieron en dos: Tarik se dirigió sin encontrar resistencia hacia la capital visigoda, Toledo, mientras uno de sus capitanes, concretamente Magued-al-Rumí, conquistaba con apenas 700 hombres la principal población de la comarca, Córdoba.
Este Magued-al-Rumí que significa Magued el renegado (hijo de un caballero cristiano convertido al islamismo y educado como un príncipe junto a los hijos del propio Califa de Bagdad) partió después al encuentro de Tarik, que se encontraba ya por aquel entonces en la zona de Alcalá de Henares y Guadalajara, atravesando para ello las vastas llanuras manchegas y deteniéndose (según recoge el padre Juan de Mariana en su Historia General de España publicada en 1601) en un lugar con abundancia de agua y vegetación, al que dejaría para siempre su nombre: AL-MAGUED.
Rufino Rojo García-Lajara
Nota: Este origen de nuestra población recogido por el gran humanista español Juan de Mariana hace cinco siglos, es rebatido por los teóricos de las palabras, para los cuales Almaguer sólo significa “Canal de riego”
Resumen del acto de presentación del logotipo del 7º CENTENARIO
El sábado a las 9.30 horas, el Ayuntamiento y la Asociación de Amigos de Corral de Almaguer presentaron el logotipo del 7º CENTERNARIO creado por Alfredo García.
Diferentes diarios de nivel nacional y regional se han hecho eco del evento como muestra de la importancia de nuestro 7º CENTENARIO en el que debemos participar activamente todos para hacerlo más grande.
EL MEJOR EMBAJADOR DE CORRAL DE ALMAGUER
ERES ¡TÚ! PROMOCIONALO
Dejamos aquí la noticia de la hace eco la página web del AYUNTAMIENTO.
Diseñado por un integrante de la Asociación Cultural ‘Amigos de Corral’, engloba 700 años de historia y la Cruz de Santiago
Corral de Almaguer celebra este año el VII Centenario de su Fundación como Villa, un acontecimiento histórico que el Ayuntamiento pretende celebrar por todo lo alto, en colaboración con la Asociación Cultural ‘Amigos de Corral’ y otros colectivos del municipio. El pistoletazo de salida de este evento, cuyos actos centrales se celebrarán en el mes de julio, tuvo lugar anoche con la presentación oficial del logotipo en un acto al que asistió numeroso público.
La alcaldesa corraleña, Juliana Fernández de la Cueva, indicó que la celebración del VII Centenario de la Villa “es un acontecimiento que no puede ni debe pasar desapercibido para nadie, y mucho menos, para ningún corraleño o corraleña” y añadió que “además de festejar un acontecimiento histórico, singular y trascendental para nuestro pueblo, también tenemos la oportunidad de proyectar la imagen de Corral de Almaguer a lo largo y ancho de la geografía nacional”.
Fernández de la Cueva resaltó que la celebración del VII Centenario también supone un merecido tributo a los corraleños y corraleñas, “trabajadores incansables, personas comprometidas, respetuosas, amantes de la tierra” y añadía que “Corral de Almaguer es lo que es gracias a todas las personas que trabajaron para que así sea, que apostaron por este pueblo asentándose en él, esforzándose día tras día; ganándose el respeto de reyes, nobles y militares”.
La alcaldesa invitó a toda la ciudadanía de Corral de Almaguer a “trabajar codo con codo” para que este evento sea un éxito y señaló que, desde el Ayuntamiento, se va a hacer todo lo posible por conseguir que sea “irrepetible, que asistan personalidades importantes y que, a través de él, todo el mundo conozca nuestra historia, nuestro patrimonio, nuestra cultura, nuestros vinos, nuestra gastronomía y nuestra hospitalidad, porque todos esos elementos conforman Corral de Almaguer, un pueblo con identidad propia”.
Fernández de la Cueva, que felicitó a la Asociación Cultural ‘Amigos de Corral’ y al creador del logotipo, calificó a éste de “bonito, sencillo y elegante” e indicó que “representa a la perfección la historia y el presente de Corral de Almaguer” puesto que engloba 700 años de historia y el símbolo de la cruz de la Orden Militar de Santiago, que tanta importancia tuvo en el territorio.
Por su parte, el presidente de la Asociación Cultural ‘Amigos de Corral’, Antonio Muñoz, explicó que el VII Centenario de la Villa “debe ser un punto de inflexión y de reflexión para saber qué es Corral de Almaguer pero también para ponernos metas de desarrollo, fijar nuestros objetivos de crecimiento y fijarnos propósitos”.
En el acto, también se proyectó un montaje con fotografías y datos del rico patrimonio histórico de Corral de Almaguer, “un patrimonio oculto en muchos casos” como los restos que podrían encontrarse si se realizan excavaciones en la cima o cresta del Monte Gollinos o en el Cerro de la Muela. En este sentido, Antonio Muñoz animaba a recuperar este potencial y a poner en marcha proyectos viables porque “otros pueblos y ciudades, con menos cosas, han logrado aprovecharlo y aportarle valor añadido con la construcción por ejemplo de Centros de Interpretación”.
Por último, el presidente de la Asociación Cultural Amigos de Corral recordó que con la puesta en marcha de las Jornadas Culturales, la Asociación “encendió una llama que fue avivada por el pueblo” y el éxito de las mismas ha hecho que quede implantada como una fiesta contemporánea de Corral de Almaguer, capaz de atraer a turistas.
El logotipo del VII Centenario, diseñado por el corraleño Alfredo García, representa la cruz de la Orden Militar de Santiago sobre el número siete ordinal, unidos como marca que identifica la villa. Además, incorpora la leyenda “Centenario. 1312-2012. Corral de Almaguer”.
Presentación del logotipo con motivo del Septimo Centenario de la Villa de Corral de Almaguer
Este sábado 3 de Marzo a las 21.30 horas en la casa de la cultura se realizará la presentación del logotipo del 7º Centenario de la Villa en un acto presidido por nuestra alcaldesa Juliana Fernandez de la Cueva.
Después de la presentación se servirá un vino de nuestra tierra.
JUNTA DIRECTIVA DE LA ASOCIACIÓN DE AMIGOS DE CORRAL DE ALMAGUER

700 AÑOS DE LA CARTA PUEBLA
¡¡TODOS LOS CORRALEÑOS, UNIDOS POR SU 7º CENTENARIO!!
-APÚNTATE A LA ASOCIACIÓN Y PARTICIPA-
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